12 Sep

Tablas de cortar, sartenes, cuchillos y otros utensilios de cocina necesitan un mantenimiento adecuado para que no se estropeen o proliferen las bacterias.

Los utensilios con los que cocinamos necesitan un buen mantenimiento si queremos que nos duren tiempo en buenas condiciones. En el caso de las tablas de cortar, por ejemplo, es también una cuestión de higiene.
Hoy os explico unas cuantas formas de limpiar y cuidar vuestros accesorios y utensilios para asegurar una correcta higiene y prolongar su vida útil.

Consejos para mantener en buen estado los utensilios de cocina

Unos utensilios de cocina limpios y como nuevos hacen que cocinar sea más agradable. Tablas de cortar, sartenes, cuchillos o utensilios de madera o bambú nos pueden durar mucho tiempo si realizamos un mantenimiento correcto, algo interesante por nuestra economía y por sostenibilidad.

Tablas de cortar

Yo siempre prefiero las de madera, pero pueden resultar menos higiénicas que las fabricadas con productos sintéticos. La madera puede agrietarse con el tiempo, absorber humedad, líquidos, etc. Así que necesitan un mantenimiento.

Siempre, después de usar tu tabla de cortar, lávala con agua templada, lavavajillas y un estropajo. Escúrrela bien y sécala con papel de cocina o un trapo, no dejes que se seque sola. La madera puede tardar bastante en secarse.

Cada cierto tiempo necesitará un mantenimiento extra. Para las manchas suele ser suficiente con un lavavajillas normal y un poco de paciencia. Pero es posible que tenga un montón de marcas, manchas que no se van, etc. Para eliminarlas lo primero es darle un lijado suave con un papel de lija flexible (yo recomiendo un grano de 200).

Después del lijado, si observamos partes que están o parecen enmohecidas, podemos frotar esas zonas con una buena cantidad de sal y unas gotas de vinagre.

Una vez limpiada la tabla, sécala y ponla al sol. Así eliminarás buena parte de las bacterias indeseables que puedan haber quedado.

Para mantener tu tabla en buena forma, evita guardarla o dejarla en lugares húmedos (la madera se puede combar) y, tras el limpiado exhaustivo, aplícale una fina capa de aceite mineral especial para tablas de cortar, o bien aceite de oliva. Esto protegerá la madera y seguirá siendo apta para alimentos. No utilices ningún aceite, resina o barniz que no sea apto para alimentos.

Sartenes de hierro

Es posible que tengas alguna. Son sartenes muy pesadas, sin recubrimientos antiadherentes y con el tiempo pueden acabar oxidándose.

Una de las cosas buenas de estas sartenes (sin óxido, claro) es que al cocinar alimentos ácidos transfieren una pequeña parte del hierro, haciendo esas comidas ricas en este mineral. Por eso se suele aconsejar hacer, por ejemplo, salsas de tomate en ellas (tienen que ser preparaciones ácidas y con un tiempo de preparación medio-largo).

Las manchas de óxido superficial se pueden quitar fácilmente. Podemos hacer una “lija” casera suave con sal y una patata: solo tienes que poner un buen puñado de sal en la sartén y cortar una patata larga por la mitad (para que puedas agarrarla bien).

Con el lado cortado de la patata friega esas partes con óxido recogiendo la sal. Pasarás un rato frotando, pero merece la pena. Después solo tienes que enjuagarla con agua.

Cuando hay más óxido puedes usar un estropajo de metal o de esponja y metal. Estos solo se pueden usar en materiales que no tengan tratamientos antiadherentes, ya que son muy abrasivos y se llevan por delante las capas superficiales más finas. Con un estropajo y un poquito de lavavajillas es suficiente.

Se puede añadir a estos procesos un poco de bicarbonato, si son manchas de óxido muy antiguas, pero no en grandes cantidades. No aconsejo el uso de vinagre porque es bastante corrosivo y podemos acabar con la sartén muy estropeada.

Una vez limpia, seca bien tu sartén de hierro con un paño –no dejes que se seque al aire– y aplica una finísima capa de aceite de oliva por toda la superficie para sellarla.

¿Cómo se cura una sartén de hierro?

Las sartenes de hierro necesitan un “curado” para evitar que se vuelvan a oxidar y que los alimentos se peguen en ellas. Para esto lo mejor es utilizar aceites como los de oliva, girasol o coco.

Unta el aceite con las manos por toda la superficie y después pásale un trozo de papel de cocina para retirar el sobrante. Y quedará mucho mejor si después la metes en el horno a 250 ºC durante al menos 15 minutos (la sartén no debe tener ninguna parte de plástico o madera). Después déjala enfriar.

Cada vez que la uses acuérdate de limpiarla con agua templada y un poquito de lavavajillas, con un estropajo suave, secarla bien y ponerle el aceite.

El cuidado de los cuchillos

Todos los cuchillos acaban desafilándose y mellándose, independientemente de lo que indique la publicidad. Es normal, pues cada vez que cortamos cosas con ellos se produce una erosión en la hoja y con el tiempo no cortarán igual de bien.

Para mantener tus cuchillos necesitarás como mínimo una chaira. Es una especie de palo metálico estriado, con mango. Al pasar el cuchillo por la chaira el filo se mantiene. Utilízala cuando cojas el cuchillo, antes de usarlo. Después de usarlo, lávalo bien, sécalo y ponlo en un lugar donde otros objetos no causen daños a la hoja (por ejemplo dentro de un estuche, en una barra o un tocón para cuchillos).

Además, cada cierto tiempo necesitará un afilado. Para ello puedes llevarlo a un afilador o a una ferretería en la que tengan este servicio, o tener en casa un afilador.

Mi recomendación es tener una piedra de afilar, mejor que otros afiladores de hojas de metal, que parecen más sencillos pero que a menudo no dan los resultados deseados.

Como con todo, hay que practicar. Puedes buscar vídeos en youtube sobre cómo utilizar la chaira o cómo afilar cuchillos con piedra de afilar.

No afiles cuchillos de sierra. El mecanismo es completamente diferente, y si no sabemos hacerlo podemos acabar mellándolo sin remedio. Ante la duda puedes contactar con un fabricante y ver si tienen ese servicio.

Utensilios de madera y de bambú

Las espátulas, cucharones y otros utensilios de madera son muy versátiles y duran mucho siempre que les demos unos buenos cuidados. Lo primero es no utilizarlos para quitar comida pegada de sartenes y cacerolas porque erosionaremos la madera.

Se pueden lavar tranquilamente con agua templada y lavavajillas y es preferible que los sequemos a mano para que no se deformen o se cuarteen y no cojan hongos o moho.

El mantenimiento es similar a las tablas de madera: limpiarlos con sal, con lavavajillas, frotar con estropajo suave, con lija si hay manchas profundas de moho, y dejarlos al sol.

Muchos de estos utensilios se pueden lavar en el lavavajillas, y es una buena idea: los mantiene bien higienizados.

Para evitar que se partan o se rompan no viene mal un aceitado ocasional, así la madera conserva su humedad y flexibilidad.

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